Revista Metropoli Magazine 3

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  • 5 de agosto de 2022

EL CRISTO REDENTOR

Con brazos extendidos y mirada serena, ícono de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, El Cristo Redentor, es mucho más que un monumento, es un símbolo de nuestra querida ciudad Capital hace más de medio siglo, es el mayor referente de la  fe que profesa el pueblo cruceño, un símbolo que no solo representa nuestra creencia en Dios ante todas las cosas sino también la unidad y fortaleza por ser el testigo de nuestra lucha diaria.

Fue de los primeros monumentos que tuvo la ciudad, los cruceños ven en esta imagen a uno de los más altos exponentes y símbolos de fe, lucha y unión, tanto que a sus pies se han desarrollado innumerables eventos trascendentales como los cabildos más significativos que tuvo nuestra historia.

Hoy la imagen religiosa trasciende el credo. Quienes visitan Santa Cruz tienen una cita obligada con el Cristo Redentor: es uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad, más allá de la religión.

Esta escultura de 7,5 metros de altura fue labrada en bronce por el caricaturista y escultor Cochabambino Emiliano Luján en la ciudad de la La paz, siendo gestionado por el Monseñor Luis Rodríguez Pardo y llevado a su destino con recursos recaudados por las damas cruceñas,  Fue entregado el 10 de agosto de 1961.

Algunos registros de la Iglesia católica dan cuenta de que cuando se preparaba el monumento y su base para que ocupe su lugar, muchas personas optaron por orar  durante varias jornadas, hasta que la imagen religiosa fue levantada.

Fue fundado en conmemoración al IV Congreso Eucarístico Nacional en el año 1961, como una muestra pura de creencia cristiana. Con quien contó con la presencia del por entonces presidente Víctor Paz Estenssoro.

“Todos somos uno en Cristo”, fue el lema elegido por la iglesia en dicha fecha, que se hizo a los pies de la escultura que está en el segundo anillo, entre las avenidas Cristo Redentor y Monseñor Rivero, y donde permanece hasta hoy.

En los años noventa hubo un hecho que llamó la atención de los ciudadanos cruceños, que fue el cambio de color en el monumento, el cual había sufrido cambios por el cemento y el metal, lo cual llevo a pensar a toda la población creyente del departamento que era sangre lo que bañaba al “Cristo Redentor”

Cuando la estatua cumplió 50 años en el 2011, la Iglesia realizó un evento que congregó a miles de fieles que se reunieron a los pies de la figura, donde el ya fallecido Cardenal Julio Terrazas, todos los sacerdotes y en procesión marcharon hasta la Catedral metropolitana, donde se ofició una misa encabezada por las autoridades eclesiásticas.

En el 2013 la Cámara de Senadores aprobó la declaración de Patrimonio Cultural Material del Estado, al monumento del Cristo Redentor.

El 9 de julio de 2015, en las inmediaciones del Cristo Redentor el Papa Francisco durante su estadía en Bolivia celebro frente a miles y miles de fieles la Santa Misa Católica.

Curiosidades:

  •  En un principio la obra se tituló “Corazón de Jesús”
  • Es el monumento de mayores dimensiones que se ha levantado en Santa Cruz.
  • Llegó a su actual ubicación por tierra, en dos piezas que se soldaron al llegar, en lo que por aquél entonces era “las afueras de Santa Cruz”
  • La ubicación del Cristo era en su momento “en las afueras de la ciudad”, cosa que hoy debido al desarrollo de nuestra querida ciudad quedó ubicado en una zona céntrica y de gran plusvalía, donde se instalan proyectos inmobiliarios de gran porte.
  • Antes de la creación del Cristo Redentor eran muy pocas las esculturas que adornaban la ciudad hechas en Bolivia, lo más común era traerlas desde Europa.
  • La sangre de Cristo: En la década del noventa, el metal que forma parte de la estructura comenzó a corroerse y a manchar la obra, de tal forma que parecía que la escultura sangraba, algo que fue tomado como una señal negativa por parte de los fieles.
  • Una obra de arte, una representación religiosa Magnifica, La imponente escultura y símbolo de nuestra querida Santa Cruz, ha visto crecer nuestra ciudad poco a poco, donde recibe y despide a los viajeros que llegan a las tierras del Gran Grigotá.